Conózcanos: Ministerio de Honduras

IGLESIA MISIONERA DE LOS DISCÍPULOS DE JESUCRISTO, SEDE DE HONDURAS, C.A.

Pastor y Encargado Regional: 

SUPERINTENDENTE MAYOR JESSE NEGRETE

Nuestra Misión: Nuestro objetivo fundamental de nuestra Iglesia es predicar el evangelio de Jesús nuestro Dios, pues lo consideramos un mandamiento. "Por tanto, id, y doctrinar a todos los Gentiles, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo" Mt. 28:19. 


Nuestra Visión: Como parte de nuestros principios, se ha establecido que en todo lugar donde nuestra Iglesia abra sus puertas se establezca un centro cristiano, La Casa de Mi Padre. Un hogaren bendición donde muchas almas encuentren el consuelo de nuestro Señor Jesucristo, "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar". A través del ministerio, La Casa de Mi Padre, nuestra iglesia brinda un hogar, ropa, y alimentos a las almas que han sufrido golpes de la vida. Y con mucho amor y la palabra de Dios, vemos felizmente realizado el gran milagro de la restauración, convirtiendo así muchas almas útiles a la sociedad, así como también misioneros para Cristo. Se instruyen en la Escuela Preparatoria para Discípulos por medio de Estudios Bíblicos donde también aprenden a obedecer y ha amar a Dios para que de esta manera, puedan vivir una vida enSantidad, "Si me amáis, guardad mis mandamientos" S. Jn. 14:15. Asimismo, a todo aquel que lo solicite, nuestra iglesia practica eficazmente la Sanidad Divina a toda persona que se encuentre enferma, y hospitalizada. Esto se lleva a cabo conforme al mandato divino, "¿Está alguno enfermo entre vosotros? llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. 15- Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si estuviere en pecados, le serán perdonados" Stg. 5:14-15. Extendemos nuestra obra haciendo recorridos a distintos lugares llevando alimentos calientes a los desamparados y hambrientos, cumpliendo igualmente con los mandatos de DIOS, "Porque tuve hambre, y me distéis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui huésped, y me recogisteis; 36- Desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; estuve en la cárcel, y vinisteis a mí" S. Mt. 25:35-36.




Santuario de la Iglesia de Honduras







Conozca al Pastor:  Mi Testimonio

Mi alma tenía un vacío muy, muy, grande. Y, aunque creía en Dios no le conocía, hasta el día que por gracia de Él llegué al camino y conocí la Iglesia. Conocí la doctrina y el ambiente en la Iglesia, y conocí a los hermanos, al Obispo Rolando González (Apóstol fundador), y a los oficiales. Estos fueron acontecimientos muy grandes que me comenzaron a motivar de forma milagrosa. No lo podía creer, estaba en otro mundo, pues había llegado a la Iglesia primitiva, había que renunciar a todo. Lo creí sin titubear. Algo grande penetró en mí, y comenzó esa transformación gloriosa: quería ser Discípulo de Cristo y entregar mi vida a Él. Sentí el llamado de Dios por algunas cosas y testimonios que había tenido antes de llegar al camino del Señor. Hasta que llegó el día más grande de mi vida, el día cuando di mi voto de Discípulo en doble bendición pues ese mismo día fui lleno con el Don del Espíritu Santo. ¡Qué experiencia más grande! No lo podía creer, fue algo sublime y grande. Me sentía satisfecho, lleno. Dios me conocía. Y también me dio mi mensaje que dice así: “Mi ángel ha estado esta mañana en mi Iglesia, y estuvo al lado tuyo. Y mi Espíritu Santo descendió con el fuego purificador quemando tus pecados. Eres limpio, ya te he escrito en mi libro”.

Al fin me sentía completo. Había que comenzar mis deberes como Discípulo y comenzaron a manifestarse las dificultades del camino, las cosas y labores cotidianas, las luchas y las pruebas del cristiano y aunque no las entendía llegué ha amarlas pues en ellas busqué a Dios en ayuno y oración. Un día, Él me contestó y me dijo: “Chuy, hoy he abierto mi gloria para ti”. Escuché su voz por su gracia, pues no lo merezco. Y, al tener esta manifestación tan grande, lloré de arrepentimiento pues no entendía que los procesos duros son necesarios para que Él se manifieste en uno.

Me enfoqué en la renunciación: S. Lucas 14:33. Sabía que, si no cumplía con esta parte, me encontraba incompleto y que para Dios no hay excusas, Dios me había dado todo para cumplir. Busqué la definición: ¿Qué es un misionero de Cristo? Y la respuesta es: uno que va de misión en misión predicando las buenas nuevas de salvación. Había que salir, ir a otros lugares, otros países, donde Dios mande. Mi mente lo guardó, y mi corazón también. Había que esperar la orden divina, cuando Dios diga, cuando Dios mande. La orden llegó un mes de enero de 1999. Había que salir a otros países (Centroamérica), esa era la orden, y aunque mis oídos lo recibieron con pesar, yo quería obedecer. La condición humana piensa así, ¿Y mi familia, mi lugar, mis cosas personales que he adquirido? Estos son pensamientos que estorban. Algunas porque son cosas humanas, y otras porque el enemigo hace su lucha para quitarnos la bendición.

Sin embargo, yo quería obedecer, me había preparado por años para esto y nunca pensé en desobedecer la Orden Divina. Sea cual haya sido la causa, para mí, era la voluntad de Dios. Y aunque a mi familia le había caído como balde de agua fría, estaban dispuestas a seguirme, pues, siempre les hablaba de que un día iba a llegar la orden. Tuve ciertas dificultades para salir, pero mi oración cotidiana era, “Señor ayúdame a cumplir con el mandato divino”. El Señor me escuchó, y un 5 de mayo de 1999 pisé por primera vez Centroamérica (Honduras). Esto significaba un reto para mí. Otra cultura, otra comida, otros hermanos. Había que comenzar de nuevo, pero Dios estaba ahí, nunca me dejó. Me hice amigo de las palabras del patriarca Abraham, “Dios proveerá”. Y así fue, y así ha sido hasta este momento. Dios proveyó, pues confié en Él. Dios ha sido bueno, pues también me permitió en su misericordia construir 3 Iglesias y remodelar otra en Guatemala, Costa Rica y Honduras, las cuales se encuentran actualmente activas en el conocimiento de la doctrina y junto con centros de restauración tales como, “La casa de mi Padre” las cuáles se encuentran en acción ganando almas para Cristo.

Dios ha sido mi roca firme. A Él sea la honra y la gloria, pues todo ha sido en Su nombre. De esta misma manera, doy gracias a Dios por mi esposa y mis hijas (mi familia), porque aun siendo ellas niñas y quizás sin entender, siempre me han apoyado. No ha sido fácil, pero siempre lo hicimos al lado de Jesús mi Dios y Él nos ayudó en todo. Gracias a Dios todas han dado su voto de Discípulo, y son misioneras al servicio del Señor. ¿Qué más puedo pedir?

Deseo con todo el corazón que este testimonio sirva de motivación e inspiración a todo hermano que tenga la ilusión de ir a otro lugar. Pero de pronto viene el temor de enfrentarse a lo desconocido, echen mano del ayuno y la oración hasta que llegue a gustarles tanto que alcancen el dulce sabor de practicarlo y lleguen a cosechar el fruto de hacerlo.

QUE TODA LA HONRA Y TODA LA GLORIA SEAN PARA DIOS


S.I. Jesse Negrete V.

 

 






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